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cantando tierra adentro del silencio

 Esta excavación de vuelo raso en la piel del huésped picando, sin consentimiento,   las rocas de cielo sucio en el barro espejo fantasma y camino luz hecha de azul pergamino. El cuerpo rasga su forro y prende su faro.  Pierde ocasos,  furias  despedidas y caos de abrazos. Urnas de soledad  esperanza  y espanto el huésped yace a un costado  de la Emperatriz de la noche   hastío  mezcla de sombra   destino y hechizo . Tribu belicosa de lombrices aladas,  palabras que no necesitan calma. Mirador horizontal  a ninguna parte en la boca de la fuga. El Desdentado y estirado Dios  en un retrato  en el museo de la vida amasando vientos  cantando tierra  adentro  del silencio.    porvecchio.blogspot.com

Hoy no quiero ser poeta

  Hoy no quiero ser poeta ni palabra vana ni palabra crucial contra pétalos que lindan destinos. Hoy, especialmente hoy, no quiero ser poeta de las cosas eternas que me rodean ni ser menos que nada un escondido detrás una barra fantasma o una pluma ausente buscando héroes perdidos en calles frías que van hacia el alma, alba porfiada, cazabobos... La vieja araña del tiempo que jamás se transformará en mariposa.

Tentación sublime

  Tentación sublime, la razón eclipsada... El gusto a calibre barato en la boca de la mente el sexo descarnado de lo ausente con lo innombrado. Estallido en la madrugada de palomas electrocutadas en las tripas de alguna plaza... Los recuerdos retornan al tiempo como un río descompuesto un silencio carneado por perros hambrientos.

Somnolienta cola del tiempo

 Somnolienta cola de tiempo que roza el día. Misión de los segundos.  Lanzas con pico de botellas vacías, ¿A dónde? ¿Existen mares aún? ¿Las mandíbulas del desierto dejaron algo? A través de la costra dura del cielo, deslizan los distintos pasados... Arena con cianuro para melancólicos... ¿Qué hay de los edificios con cruces? Tal vez la caca de las palomas cubrieron sus portales... Pérdidas... Hay una luz no nacida que destella como lámina de luna, durante el mediodía. Alto en el día.  Como si trepar lo que nos toca tuviera nombre de día... Como si luego de ser expulsado por el útero de la criatura día, hubiera acogida. Aún en la muerte sobrevendría el aburrimiento, el estorbo, el colapso. La somnolencia.  Chapa que quema al sol pero no alumbra... Lo que crepita no es el sol...

Gris manantial

                                                             Gris manantial Sentado en una silla hecha a medida  (con la misma madera  tal vez con la que se hizo la cruz de Cristo) espero como un reptil las horas,  en el viejo cuchitril del tiempo.  La ropa por ahí  como escombros la felicidad sombría, altanera incompartida la madeja de silencio en el estómago el laberinto de yo mismo la habitación cerrada  donde el ocaso se cuela en el piso de madera, a veces como esperanza otras como amenaza.  En el armario las puteadas inhibidas por la educación el respeto censurado por la investidura la cloaca, el claustro, los cementerios el terreno prometido, el pais ajeno la lotería de los domingos, el anacronismo de los sentimientos los santos, los vagabundos toda falta de amor propio. La cobija del asesino la guitarra del violador la métrica, la vara el cinturón de la vieja la oscuridad y su inteligencia las ciencias, los moderados, los moradores los idiotas, los crotos la mirada en algún luga

Bestias no

                                                         BESTIAS, NO Tanto un lunes   como un martes,  o un miercoles pero sobre todo  a partir del jueves allí los encontrarás...  Amuchados como hormigas astronautas  hurgando en el botiquín del cielo, apenas alumambrados por la luz de un enfermo amanecer.  Arrojados al barro del llanto en el salón con olor a pedo del infierno.  De miradas líquidas, suplican y asesinan a su vez con su espera.  A los muertos sólo se les permite  tener Sed, eso ya lo sabemos. A falta de bastones tienen botellas mundos de almas sin mundo  que reposan  a sus lados  entre el rancherío.  Bestias convertidas por la bestialidad ajena  en  bestias, la chismosa inteligencia... Bestias, no.  Dios es el más Poronga, Ellos no...  Fósiles paqueados en la memoria de las veredas, tal vez.  Pobres tarambanas que no supieron robar la sortija en la calesita del éxito, casi seguro. Bestias, No

El tirador

 Un tirador me andaba buscando para matarme durante la madrugada,  y me encontró. Andaba suelto por ahí.   No me alarmé, ni petrifiqué mis sentimientos, al ver  su figura. Fue esta mañana después del amancer hora boba de trámites  suicidas de tiempo completo  y no me  eché a correr. No me pidió alzar las manos.  Correr es el desgaste que traté de evitar toda mi vida.  Correr por algo  es el verdadero ladrón de destinos. Sin camuflarse, ni nada, salió  de atrás de  aquel coche estacionado. Nadie se le acercó. tiró desde la vereda de enfrente a unas masetas, y me guiñó un ojo.  Ninguna luz se encendió alredeor.  Fingí valentía y aunque no me arrodillé era como estarlo pero de pie.  Con un andar atlético, bicho en su hacer, me puso el arma en la sien. Luego me susurra en el oído "Mato tus palabras, que son las  fuerzas contrarias que te gobiernan, fulmino  a las fuerzas mal sanas que se apoderan de ti" Lloro como un bebé buscando su compasión.  Y sólo recibo su risa desenfrenada