El tirador

 Un tirador me andaba buscando para matarme

durante la madrugada, 

y me encontró.

Andaba suelto por ahí.  

No me alarmé,

ni petrifiqué mis sentimientos, al ver 

su figura.

Fue esta mañana después del amancer

hora boba de trámites

 suicidas de tiempo completo 

y no me  eché a correr. No me pidió alzar las manos. 

Correr es el desgaste que traté de evitar toda mi vida. 

Correr por algo  es el verdadero ladrón de destinos.

Sin camuflarse, ni nada, salió  de atrás de  aquel coche estacionado.

Nadie se le acercó.

tiró desde la vereda de enfrente a unas masetas,

y me guiñó un ojo. 

Ninguna luz se encendió alredeor. 

Fingí valentía y aunque no me arrodillé

era como estarlo pero de pie. 

Con un andar atlético, bicho en su hacer,

me puso el arma en la sien.

Luego me susurra en el oído

"Mato tus palabras, que son las  fuerzas contrarias

que te gobiernan,

fulmino  a las fuerzas mal sanas que se apoderan de ti"

Lloro como un bebé buscando su compasión.

 Y sólo recibo su risa desenfrenada

Me bofeteó una mejilla

con el dorso de una mano

"¿Ves este diente de oro que tengo acá?"

dijo señalando adentro de su boca

"Se lo arranqué  a tu verdad"

"lo hago por el resto de  humanidad que te queda viva"

me dijiste,  te paraste delante mío y me diste el retiro total. 

Qué acto más generoso, amoroso

Descargaste contra  el ala más naufragada

 la salida de tantos baños químicos de asfixias y dearreas 

la parida por el costado más derraeico 

vos tuviste la grandeza de mirarme a los ojos

y primero clavarme un cuchillo en la graganta...


¡la mayor parte de tu vida es inútil!

mientras hundías el acero...  

¿Por qué siempre a ciegas?

No quisiste responder,

una vida vegetal en un gran acuario nocturno,

entre algas y bratracios

 distintos destinos forajidos que se complecen con la rabia de los abismos 

cayendo entre soles...

¿ Pero por qué?

 

percibir en la brisa el rugido del león persiguiendo los ojos de serpiente

de la ciudad 

la partitura nativa, sin alcahuetes entre los gusanos   

sin atril para verdades 

sin congoja en los pasos propios

con un desierto despabilando soles

incansablemente


me embarazo en mi propio barro con sombras 

me digo adiós, y me doy la bienvenida

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