No es la estaca
No es la estaca lo que duele.
Lo que revuelve las entrañas de lo innombrable.
Es la palabra hueca, que no mata
lo que lastima...
Lo que daña es el horror de plumas pesadas.
El alrededor de los días.
El mismo hedor humano
con el fragancia de lo cotidiano.
El mismo hartazgo conocido
el mismo cinto ajustando la cintura de la nada...
Poder nombrar
decir
vuelve humano aquellos imborrables desiertos
que aullan en la noche...
Ansias de regresos ocultos.
Como lobo y luna,
así memoria y recuerdo.
Qué papel podrá envolver
esta lágrima fugitiva.
Risa y llanto anidan en la misma mano.
Poder decir, no alcanza...
Poder vivir, no alcanza...
Frente a la cornisa, un pájaro planea
lo que aún Dios ignora...
Pero saber, no alcanza...
Estar en el abismo no mata,
sólo mastica.
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