Mañana me iré lejos

Mañana me iré lejos.

Hasta mí mismo pero en otro continente.

¿Cómo ser nada y nadar en esa zona donde la corriente 

termina en suspiro?

¿Para morir se necesitará la misma paciencia,

el mismo pulso que implica superar los días?

Mañana me iré lejos...

Y aún sabiéndolo,

el viaje del instante presente 

es un peso demencial de lo impalpable.

Sentir la certeza en el cuerpo

me sacude hasta el último destino.

Mañana me iré lejos

y sé que será una forma de cercanía 

el cuerpo tibio.

Mis alcoholes en el cielo,

mis cofres en los recódos de la infancia.

El llavero que tiembla en el horizonte 

tiene algo de sol,

de luna,

de niño hambriento. 


La llave que la hora indicada señale,

nacerá el aurora

y no será bañada en sangre.

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